Rembrandt van Rijn (1606 – 1669 Flandes)
Técnica perfecta, excelso uso del constraste y la luz, una ráfaga de fuego que se vierte ondulante alrededor del lienzo, texturas que se antojan tocar (y besar), sombras que parecen que nos devoran la mirada inexorablemente y para siempre ("esa palabra que no entiendo"). Pero eso le pertenece a los artistas concienzudos. A nosotros, los mortales, nos deja con ojos embelesados y la boca húmeda, porque como siempre en Rembrandt, la profundidad del tema se superpone al óleo, como si Rembrandt pintara un cristal tan sólo para dejarnos ver la lluvia a través de él. Subitamente uno se cimbra con tal escena de paz y paz perpetua; no puedo evitar preguntarme ¿qué piensa el anciano?, Vida, Dios, Naturaleza, Literatura, Música, Estrellas... Amor, sobretodo amor. Hay tanto de todo lo bello y tan poca vida para pasarla al lado de la ventana nadando en luz... ¡Oh hermano Rembrandt, eres tan grande...! que ya me da miedo mirar abajo.
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