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„Immer ist es so gewesen und wird immer so sein, daß die Zeit und die Welt, das Geld und die Macht den Kleinen und Flachen gehört, und den andern, den eigentlichen Menschen, gehört nichts. Nichts als der Tod." / "Siempre ha sido así y así siempre será, que el tiempo y el mundo, el dinero y el poder pertenecen a los mediocres y superficiales, y a los otros, a los verdaderos hombres no les pertenece nada. Nada más que la muerte"

Hermann Hesse



Tratado del suicidio poético

De la definición de “amor”: que todo es un mar que se golpea entre sí y para sí, el amor se contiene en cada partícula que contiene el universo, cada átomo está infestado con él y con él se concibe todo lo que existe incluso a priori. Que el amor es lo que nunca podremos describir, que el amor es lo que nunca podremos entender (porque no hay nada que entender), que el amor es lo que jamás podremos dar, que el amor es lo que siquiera imaginaremos nunca, y podrá pasar el infinito de los tiempos y de los espacios y el todo nacer y morir y así eternamente, y al fin (el comienzo de nuevo) creer haberlo dicho todo de él, pero habremos dicho apenas nada.

El amor es desde siempre y para siempre como algo inalienable, antes de él sólo existió sí mismo, después de él sólo existirá sí mismo; se contiene en el espíritu, en la vida y en la materia. El uno comprende que se mueve en la otra utilizando la restante, siendo de distintas capacidades pero igual importancia, todos sufren un cambio en distinta magnitud; el espíritu en la comprensión, la materia en su forma y la vida como puente entre ambas dada su naturaleza.

Luego entonces, a lo que el hombre llama amor, es tan sólo la manifestación percibida e incluso para la cual, todos los lenguajes humanos no alcanzan a describir un ápice. Por ello, cuando a través de la catarsis profunda vislumbramos la revelación, un movimiento mundano puede ser cualquiera justificadamente. Pero ¡ah!; hay de aquel que atrévase a observar y apenas dilucidar un poco, que después de cruzada la línea, sólo hay garantía de una cosa… ser eterno


Tratado del suicidio poético

El humano arrastrado como marioneta en el torrente de la vida, ha visto una mirada en la que ha visto más que una mirada, no sabe que sucede dentro de él, mágicamente se ha activado un mecanismo del cual no es dueño. Los cabellos más desaliñados y la piel más amorfa, se vuelven seda y jade, la savia entre los labios y la música más bella en aquel pecho. Es el amor que de un soplo ha pasado y perturbado todo irremediablemente para siempre, para siempre…

Y así como mágicamente ha venido aquella tormenta ha quitado aquella mirada, aquellos cabellos, aquella piel, saliva y voz de nuestra vida; muerta bajo la tierra húmeda, distante como la distancia entre el finito y el infinito. Y este ser humano enamorado ha disparado a su cabeza, de un tajo cortó el sufrimiento, dejó de respirar.

¡Fue un cobarde!, eligió la salida más fácil, la de los que se rinden ante el dolor, la de los que no son capaces de luchar hasta el último aliento, ¡fue un cobarde!...


Respuesta

No fue un cobarde, fue un poeta, pues, ¿no acaso el poeta comprende lo que nunca comprenderá él mismo?, ¿no acaso sabía del goce infinito que le produciría el correr de los ríos, la mirada de las altas nubes, el calor de las estrellas, los sueños en el espacio, la vida en sus multiformes andares?, ¿no sabe acaso él lleno de paz en el espíritu que nunca habrá nada igual, que el tiempo siempre es y nunca regresa (porque no hay a que regresar), que hay una oportunidad, tan sólo una para vivir, para sentarse junto a la ventana y ver el invierno caer crudo entre los árboles, que sólo somos un suspiro el abismo y después de eso nada?, ¿no es, por Dios, el poeta quien daría todo lo que tuviera en el corazón y el corazón mismo por ver una risa y sólo una de aquel humano a quién ama ciegamente?, ¿no es el poeta el que ofrenda la vida así y ya, sin explicaciones en el nombre de lo más sublime de todo lo sublime, en el nombre de la vida y toda la vida, en el nombre del amor y todo el amor?


Poco tiempo después anduve y observé las estaciones girar
Girando como girasoles hacia el sol
Asoleado en el campo otrora cubierto de espesa nieve
Nevando los montes, los lagos y las hojas

Su latido había cedido bajo el peso de la tierra hambrienta
Devorado por un respiro que la evocaba abrazando mi cabeza
Esperando la muerte del sol para despedirme del nacimiento de la luna
Tranquilo y feliz en mi lecho esperando para siempre… mi muerte.


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