Maldito Yo
Maldito yo por prostituirme
Maldito yo por entregarme a los vicios
A la pereza y a la apatía
A la maldita miseria de la rutina.
Encerrado en una oficina nueve horas
Calculando, escribiendo interminablemente
Llenando con números y direcciones
Montones de horas que huyen lastimosas.
En este lugar no caben las cosas bellas,
En este lugar sólo cabe la máscara del tedio,
La máscara de los protocolos y las sonrisas fingidas,
Maldito yo por estar aquí y no gritar
En las guerras por lo menos mueres de un tiro;
Aquí uno agoniza el resto de su vida,
En las calles por lo menos mueres de frío;
Aquí mueres por dentro y a pedazos pocos.
Los solitarios por lo menos saben que así terminarán;
Aquí uno no sabe nada, todo es incertidumbre,
Aquí todo es cuadrado y pálido,
Aquí apesta a buenos perfumes y buenas pieles,
Apesta a trajes caros y cinturas delgadas,
A tacones altos… a prostitución en fin.
Maldito yo por seguir aquí, quejándome,
Maldito yo por dejar de ver los atardeceres
Alguien tiene que ver como se oculta el sol
Ese es el trabajo de los poetas,
Y yo sigo aquí atorado en el medio del tedio
Y la amargura del quehacer diario… para siempre.
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