Qué difícil es la filosofía.

Qué difícil es el amor.

Qué difícil es la vida.

El tiempo jamás es presente porque nunca nos detenemos para verlo presente, tampoco es futuro porque si pudiéramos verlo sería presente (que no existe), no futuro. No es pasado porque el pasado es algo que ya fue. Entonces somos movimiento que se transforma, como el fuego de Heráclito, que nace al mismo tiempo que vive y muere. Colgamos nuestras experiencias a la dimensión del tiempo pero ese no es nuestro tiempo, porque cuando nos vamos, nuestras experiencias se van con nosotros y la dimensión del tiempo sigue siendo sólo una línea en movimiento que ha olvidado. Nada persiste para siempre porque todo se mueve hacia la transformación, nada persiste porque si no, no sería bello. Lo efímero es bello porque nunca se vuelve a repetir. Y nunca más estaré aquí sentado moviendo mis manos y escribiendo esto que escribo; sólo lo cuelgo a lazo del tiempo un rato… mientras me voy.

El amor, no es una palabra que se usa para describir la tormenta en el estómago de alguien, aunque esta tormenta sea parte del amor. El amor es el acto creativo de la naturaleza, todo lo contenido en cualquier cosa pensada y no pensada en el universo. Eso es amor… la luz de las estrellas que han viajado tantos millones de años, sólo para traernos el mensaje que el amor es, el sonido del agua que revienta en el mar espumoso. Los granos de sal en las cuevas enterradas, los átomos de un beso, los besos del viento besando nuestras mejillas, los electrones de un fotón calentando la piel, Dios viéndose hacerse y rehacerse a través de miles de millones de años. Todo lo que ha sido y será cuando no estemos. Eso, creo se aproxima un poco al amor.

Es la oportunidad que nos dio Dios para movernos por sí solos, para descubrir algunos de sus secretos y regocijarnos al mismo tiempo. Para sentarse a nuestro lado cuando dormimos y susurrarnos el motiv de una sinfonía. El corazón enternece y casi se derrite cuando Dios pasa su mano en nuestra frente y nos da un beso con su viento, nos abraza con su sol. Nos invita enamorado a amarnos, y filosofar un rato.

Qué hermosa es la filosofía entonces.

Qué hermoso es el amor entonces.

Qué hermosa es la vida entonces.