Extracto 1 (de la introducción):
"Almustafá, el elegido y bienamado, el que era un amanecer en su propio día, había esperado doce años en la ciudad de orfalese la vuelta del barco que debía devolverlo a su isla natal.
A los doce años, en el séptimo día de Yeleol, el mes de las cosechas, subió a la colina, más allá de los muros de la ciudad, y contempló él mar. Y vio su barco llegando con la bruma.
Se abrieron, entonces, de par en par las puertas de su corazón y su alegría voló sobre el océano. Cerró los ojos y oró en los silencios de su alma.
Sin embargo, al descender de la colina, cayó sobre él una profunda tristeza, y pensó así, en su corazón. ¿Cómo podría partir en paz y sin pena? No; no abandonaré esta ciudad sin una herida en el alma."[...]
Extracto 2 (del Amor):
"Dijo Almitra: Háblanos del Amor.
Y él levantó la cabeza, miró a la gente y una quietud descendió sobre todos. Entonces, dijo con gran voz:
Cuando el amor os llame, seguidlo.
Y cuando su camino sea duro y difícil.
Y cuando sus alas os envuelvan, entregaos. Aunque la espada entre ellas escondida os hiriera.
Y cuando os hable, creed en él. Aunque su voz destroce nuestros sueños, tal cómo el viento norte devasta los jardines.
Porque, así como el amor os corona, así os crucifica.
Así como os acrece, así os poda.
Así como asciende a lo más alto y acaricia vuestras más tiernas ramas, que se estremecen bajo el sol, así descenderá hasta vuestras raíces y las sacudirá en un abrazo con la tierra."[...]
Extracto 3 (del Matrimonio):
"Entonces, Almitra habló otra vez: ¿Qué nos diréis sobre el Matrimonio, Maestro?
Y él respondió, diciendo:
Nacisteis juntos y juntos para siempre.
Estaréis juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan vuestros días.
Sí; estaréis juntos aun en la memoria silenciosa de Dios. Pero dejad que haya espacios en vuestra cercanía.
Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros. Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura.
Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de vuestras almas.
Llenaos uno al otro vuestras copas, pero no bebáis de la misma copa.
Daos el uno al otro de vuestro pan, pero no comáis de la misma hogaza.
Cantad y bailad juntos, pero no tan juntos.
Las cuerdas de un laúd están solas, aunque tiemblen con la misma música.
Dad de vuestro corazón, pero no el corazón mismo.
Porque sólo la mano de la Vida puede contener los corazones.
Y estad juntos, pero no demasiado juntos. Porque los pilares del templo están aparte.
Y, ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble."[...]
Extracto 4 (de Los niños):
"Y una mujer que sostenía un niño contra su seno pidió: Háblanos de los niños.
Y él dijo:
Sus hijos no son hijos suyos.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma. Vienen a través de ustedes, pero no vienen de ustedes.
Y, aunque están con ustedes, no les pertenecen.
Podéis darles su amor, pero no sus pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque sus almas habitan en la casa del mañana que ustedes no pueden visitar, ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis el hacerlos como ustedes."[...]
Extracto 5 (de El dar):
"Entonces, un hombre rico dijo: Háblanos del dar.
Y él contestó:
Dais muy poca cosa cuando dais de lo que poseéis.
Cuando dais algo de ustedes mismos es cuando realmente dais.
¿Qué son sus posesiones sino cosas que atesoráis por miedo a necesitarlas mañana?
Y mañana, ¿qué traerá el mañana al perro que, demasiado previsor, entierra huesos en la arena sin huellas mientras sigue a los peregrinos hacia la ciudad santa? ¿Y qué es el miedo a la necesidad sino la necesidad misma?
¿No es, en realidad, el miedo a la sed, cuando el manantial está lleno, la sed inextinguible?
Hay quienes dan poco de lo mucho que tienen y lo dan buscando el reconocimiento y su deseo oculto malogra sus regalos.
Y hay quienes tienen poco y lo dan todo.
Son éstos los creyentes en la vida y en la magnificencia de la vida y su cofre nunca está vacío.
Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio.
Y hay quiénes dan con dolor y ese dolor es su bautismo.
Y hay quienes dan y no saben del dolor de dar, ni buscan la alegría de dar, ni dan conscientes de la virtud de dar.
Dan como, en el hondo valle, da el mirto su fragancia al espacio.
A través de las manos de los que como esos son, Dios habla y, desde el fondo de sus ojos, El sonríe sobre la tierra.
Es bueno dar algo cuando ha sido pedido, pero es mejor dar sin demanda, comprendiendo.
Y, para la mano abierta, la búsqueda de aquel que recibirá es mayor goce que el dar mismo.
¿Y hay algo, acaso, que podáis guardar? Todo lo que tenéis será dado algún día.
Dad, pues, ahora que la oportunidad de dar es suya y no de sus herederos.
Decís a menudo: "Daría, pero sólo al que lo mereciera." Los árboles en vuestro huerto no dicen así, ni lo dicen los rebaños en vuestra pradera."[...]
Extracto 6 (de El comer y el beber):
"Entonces, un viejo que tenía una posada dijo: Háblanos del comer y del beber.
Y él respondió:
Ojalá pudieran vivir de la fragancia de la tierra y, como planta del aire, ser alimentados por la luz.
Pero, ya que deben matar para comer y robar al recién nacido la leche de su madre para apagar su sed, hagan de ello un acto de adoración.
Y hagan que su mesa sea un altar en el que lo puro y lo inocente, el buque y la pradera sean sacrificados a aquello que es más puro y aún inocente que el hombre.
Cuando maten un animal, díganle en su corazón: "El mismo poder que te sacrifica, me sacrifica también; yo seré también destruido.
La misma ley que te entrega en mis manos me entregará a mí en manos más poderosas.
Tu sangre y mi sangre no son otra cosa que la savia que alimenta el árbol del cielo.
Y, cuando muerdan una manzana, díganle en su corazón:
"Tus semillas vivirán en mi cuerpo.
Y los botones de tu mañana florecerán en mi corazón. Y tu fragancia será mi aliento.
Y gozaremos juntos a través de todas las estaciones".
Y, en el otoño, cuando reunan las uvas de sus vides para el lagar, digan en su corazón:
"Yo soy también una vid y mi fruto será llevado al lagar. Y, como vino nuevo será guardado en vasos eternos."
Y, en el invierno, cuando sorbáis el vino, que haya en vuestro corazón un canto para cada copa.
Y que haya en ese canto un recuerdo para los días otoñales y para la vid y para el lagar."[...]
Extracto 7 (de El hablar):
"Y un erudito dijo: Dinos del Hablar.
Y él respondió:
Habláis cuando cesáis de estar en paz con vuestros pensamientos;
Y, cuando no podéis morar más en la soledad de vuestro corazón, vivís en vuestros labios y el sonidb'es una diversión y un pasatiempo.
Y en mucho de vuestro hablar el pensamiento es a medias asesinado,
Porque el pensamiento es un pájaro del espacio que, en una jaula de palabras, puede, en verdad, abrir las alas, pero no puede volar.
Algunos hay entre vosotros que buscan al hablador por miedo a estar solos.
El silencio de la soledad revela ante sus ojos su yo desnudo y desean escapar.
Y hay quienes hablan y, sin conocimiento ni premeditación, revelan una verdad que no comprenden ellos mismos.
Y hay quienes tienen la verdad, pero no la dicen en palabras.
Cuando encontréis a vuestro amigo a la vera del camino o en el mercado, dejad que el espíritu en vosotros mueva vuestros labios y dirija vuestra lengua.
Que la voz en vuestra voz hable al oído en su oído: Porque su alma guardará la verdad de vuestro corazón, como el sabor del vino es recordado."[...]
Extracto 8 (de El placer):
"Entonces, un ermitaño, que visitaba la ciudad anualmente, se adelantó y dijo: Háblanos del Placer.
Y él respondió, diciendo:
El placer es una canción de libertad, pero no es libertad. Es el florecer de vuestros deseos, pero no su fruto.
Es una llamada de la profundidad a la altura pero no es lo profundo ni lo alto.
Es lo enjaulado que toma alas, pero no es el espacio confinado.
¡Ay! en verdad verdadera, el placer es una canción de libertad.
Y yo desearía que la cantárais con plenitud de corazón, pero no que perdiérais el corazón en el canto.
Algunos jóvenes entre vosotros buscan el placer como si lo fuese todo y son juzgados por ello y censurados.
Yo no los juzgaría ni censuraría. Los dejaría buscarlo. Porque encontrarán el placer pero no lo encontrarán solo; Siete son sus hermanas y la peor de ellas es más hermosa que el placer."[...]
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