Para un pueblo tonto (Del desfile militar del 2007)
No te engañes pueblo tonto, no te engañes pueblo idiota.
Los hombres, las armas y los carros de la guerra no te pertenecen, no son tuyos y nunca lo serán. El ejercito es del pueblo siempre y cuando entiendas que el pueblo es tu presidente y todos en derredor de él. Lo demás es una ilusión que te han metido en la cabeza tus periodistas, tus opinólogos y líderes de comunicación; lo demás va por tu cuenta: tu en las botas, tú tras las armas, tu saludando solemne arriba y soberbio abajo, una fantasía dominical.
No seas estúpido, la impresión no es por tener patria, es por el ruido estruendoso que atruena en tu oreja, es porque nunca lo habías visto de cerca y ahora te emociona el ruido de la muerte, cómo si hubiera algo de que emocionarse cuando se usa. No olvides que es para matar gente, quizá a ti, quizá a tu hijo, quizá a tu padre.
No te engañes pueblo tonto, no te engañes pueblo idiota.
A ti, a ti sólo te pertenece la miseria, el hambre, la ignorancia, eso si que te pertenece y de sobra, sólo para ti y los tuyos es la muerte en una sierra olvidada, la enfermedad que no sana, los jilgueros que hacen de ropa, los zapatos, casi pies, con que caminas, tu patética caminata al trabajo (o eso que llamas así), tu nefasta existencia. Que no se te olvide pueblo sin memoria, que para ti y sólo para ti es la mirada triste, el cuerpo cansado y los piojos, las cucarachas y las chinches en tu cama cuando dices que duermes, pero no haces más que lloriquear como nena tu ridículo destino.
Pero no te sulfures, pueblo pendejo, la culpa no es de tu presidente vestido con oliva, mucho menos de los títeres que marchan al unísono de la falta de voluntad, la culpa es toda y única tuya, miserable marioneta, que sientes que inflas el pecho cuando cantan tu himno, que comes pozole y contaminas tu cielo con fuegos, que aplaudes a los payasos en el balcón y te crees que la luna es de queso. Nunca has estado más lejos de tener identidad que ahora que haces que no pasa nada, y te tragas todo lo que te arrojan como un cerdo que no ha comido más que su propia mierda.
Ah, pueblo imbécil, que fácil te impresionas, qué sencillo es persuadirte de “la patria” y sus bufones, que débil eres, así tan pueril que das lástima, por eso te tiran migas y bastardo la recoges con la lengua del piso.
Qué inocente y desprotegido te ves, no puedo aguantar la risa y dejar de compadecerte.
Trágate el discurso, sueña con los aviones y has que nada pasa, que para eso te pintas sólo, pueblo tonto, pueblo idiota.
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