Llorar es pesado como el sueño. El llanto no hay que echárselo a la espalda porque quiebra los huesos; el llanto hay que echárselo al estómago, soportarlo como a cualquier dolor; hay que dejar que suba y nos inflame la garganta, hay que dejar que nos provoque náuseas... Entonces, hay que vomitarlo todo, todo el llanto vomitarlo, todo el día, hasta que se convierta en canto.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
A través de este formato puedes comunicarte conmigo; para hacerlo, sólo cierra la ventana que se despliega y listo. Este blog está abierto a recibir cualquier tipo de comentario (sin restricciones) para mejorar, corregir y aumentar su contenido.(Nota:actualmente la forma no resetea usando mozilla y requiere doble "Enviar" usando Chrome)
Comenta, critíca, aporta...
0 comentarios:
¿Qué te pareció la entrada?