William Turner/ Tomaso Albinoni
Pasa, con la vertiginosa tormenta de pasiones que se desbocan en el romanticismo, que el sujeto, la naturaleza y los sentimientos exacerbados provocan en los hombres una crisis existencial que precede a la conciencia, con la cual el hombre entiende que su papel en la vida es apenas incierto, y se sucede en la mayoría de los casos la inevitabilidad de la muerte como resolución última a la que estamos, irremediablemente, condenados. William Turner, respondiendo a ese paradigma, presenta al ser humano una y otra vez embestido por la fuerza de la naturaleza más poderosa, la que, finalmente, dicta el dominio real sobre todo el orden universal. Turner ha acertado en colocar la capacidad humana en su justa dimensión, y demostrar que hay leyes superiores que bajo ningún carácter, se supeditan al alcance físico, pero sobre todo, al alcance intelectual de la especie humana.
Siempre resultará exquisito revisar concienzudamente la vibrante paleta de colores que despliega en sus acuarelas y óleos, su perfeccionada técnica al representar el fuego y las tormentas impredecibles, el drama de los naufragios y la miserable preocupación humana por salir avante ante el rugido abrumador de las vorágines naturales. Turner nos hace pensar que la naturaleza ha cobrado conciencia y está decida a terminar con todo, incluido el endeble espíritu humano.
Acompañado del famoso Adagio en sol menor de Tomaso Albinoni, con arreglo de Remo Giazotto, que en sí mismo es un drama delirante y solemne guiado por un evocativo órgano temperado, deja de lado cualquier reticencia y nos abre por completo el camino de la percepción a la obra de Turner.
“Para mí, Turner ha resultado ser una magnífica epifanía”
2 comentarios:
Excelente, si todas las páginas de Internet fueran así,elmundo sería distinto.
no es lo que dice sino lo que significa en una verdad tan aplastante y que chistoso que la gente no lo note CELIA ESTEVEZ GRACIAS.
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